viernes, 21 de octubre de 2011

Del harén al burka. Delacroix en CaixaForum Madrid

Eugène Delacroix, Odalisca, 1827
Delacroix odiaba a Ingres. Éste representaba la pintura clasicista, sobria y serena mientras que el primero era el líder de los románticos, con sus cuadros llenos de pasión y violencia. Sin embargo los dos coincidían a la hora de representar a los árabes como una sociedad exótica, llena de lujos, bacanales y desenfreno sexual.

La mayoría de los intelectuales europeos de los siglos XVIII y XIX describían los países árabes siguiendo esos tópicos paternalistas. Es lo que se llamó Orientalismo, una corriente cultural que se desarrolló durante la colonización, cuando franceses, ingleses y demás desbordaban soberbia.
Dominique Ingres, El Baño Turco, 1862
La exposición que CaixaForum Madrid le dedica a Delacroix es una ocasión perfecta para comprobarlo (aunque según algunos expertos, este artista galo era de los que les trataba con más respeto).
Durante aquellos años, los artistas pintaban a las mujeres árabes desnudas, completamente liberadas y siempre deseosas de satisfacer al visitante occidental. Esa era la imagen generalizada que tenían los europeos de ellas y que difundían el arte y la literatura (los “medios de comunicación” de la época). Hoy los tópicos son completamente distintos: las mujeres árabes suelen aparecer en televisión tapadas con velo integral y los hombres se nos presentan como violentos radicales.
Cartel electoral, Partido Popular Suizo, 2009
Para algunos historiadores, éste es un ejemplo de cómo el arte, la cultura y los medios están en manos de los intereses políticos de su tiempo: cuando Europa les colonizaba, convenía verles como seres ociosos; pero ahora que son ellos los que vienen a buscarse la vida aquí, interesa representarles como integristas para fomentar el miedo.
La teoría de estos expertos es quizá un tanto radical, pero cuanto menos obliga a reflexionar sobre cómo y por qué se crean los tópicos.

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