Durante sus primeros años de carrera, la musa de Salvador Dalí fue su hermana Anna María. Ella es la protagonista de esos retratos sentimentales en los que aparece asomada a la ventana o mirando de espalda paisajes de Cadaqués.
Pero un día apareció Gala y la familia saltó en pedazos. Anna María no soportaba a su cuñada porque, según decía, cambió completamente a Salvador y le introdujo en el oscuro mundo del Surrealismo. "Es como si hubiera muerto", escribió. Según contó en un libro de memorias, el pintor era un joven tranquilo y formal hasta que apareció ella con sus extrañas ideas sobre el subconsciente y le convirtió en "un ser insincero, agresivo y despótico".
La ruptura se extendió a toda la familia cuando Dalí dijo públicamente que "cada mañana escupía sobre el retrato de su madre". Su padre le expulsó de la familia y aunque sellaron alguna breve tregua, la relación no volvió a arreglarse nunca del todo.
Mas allá de estas peleas, la historia de Anna María Dalí ha pasado injustamente desapercibida, pese a ser protagonista de algunas pinturas icónicas del arte del siglo XX. Durante la Guerra Civil fue acusada de espionaje y torturada durante 17 días en un cárcel de Barcelona. Salvó la vida gracias a una crisis nerviosa aguda que obligó a sus guardas republicanos a liberarla.
Publicó unas memorias para tratar de limpiar el nombre de su familia ante los ataques de Salvador. Gracias a esos textos, los historiadores han podido completar el perfil biográfico y psicológico del artista. Una pena que, por contra, sepamos tan poco de ella.
[La obra 'Figura de perfil' (arriba a la derecha) sale por primera vez a la venta el 2 de marzo de 2017 en Bonhams por un precio estimado de entre 930.000 y 1.400.000 €]
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