
Un cazatesoros la ha encontrado enterrada en la arena del Támesis. En un lado muestra una escena sexual, alusión a lo que se podía conseguir con ella. En la otra cara puede leerse la inscripción "XIIII", que según los historiadores indica su valor: 14 ases o monedas pequeñas. Esta cantidad equivalía al sueldo medio diario de un trabajador en el Londres del siglo I.

Que los burdeles acuñasen su propia moneda indica que era una práctica abierta y común. Pero no eran los únicos que lo hacían: en la Italia del Renacimiento también se usaban fichas similares y las escenas de sexo que llevaban grabadas en miniatura inspiraron toda una corriente de arte erótico.
Más información en:
- The Telegraph
- Blog de Jonathan Jones en The Guardian
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