miércoles, 4 de enero de 2012

¿Se puede ser artista sin crear obras? Hockney contra Hirst


Escúchalo en la sección semanal de "El Perro de Picasso" en el programa Hoy por Hoy Madrid de la Cadena Ser, con Marta González Novo:





Hirst y su calavera de 50 millones, hecha por un joyero.
El artista inglés David Hockney ha criticado a su compatriota Damien Hirst por usar asistentes y no pintar él mismo sus cuadros (ver noticia). Efectivamente, Hirst, famoso por sus cuadros con puntos de colores y sus tiburones en formol, casi nunca toca sus obras. Las hacen un grupo de ayudantes y él se limita a darles instrucciones.

Estas declaraciones reabren uno de los debates más intensos del arte actual. Por un lado, pintores como Hockney defienden que para hacer arte es necesario no sólo tener una idea, sino también saber ejecutarla bien: "Para pintar necesitas usar el ojo, el corazón y la mano. Si falta uno de estos elementos, no sirve".

Hirst firma sus cuadros de puntos pero los hacen sus ayudantes
Sin embargo, creadores como Damien Hirst o Maurizio Cattelan consideran que lo importante del arte no es el objeto final (el cuadro, la escultura, etc.) sino la idea de lo que se quiere hacer. Por eso no manipulan las obras ellos mismos. Así de claro lo dice Cattelan: "Yo no diseño. No pinto. No esculpo. Yo nunca jamás toco mis obras". Y esta filosofía les va muy bien, ya que Hirst es el artista vivo más valorado y una escultura "hecha" por Cattelan puede costar hasta 3 millones de euros.

Pero esto de hacer arte sin casi mover un dedo no es nada nuevo. Uno de los pioneros fue Marcel Duchamp, que en 1917 revolucionó los museos con su obra "Fountain": un simple orinal colocado al revés al que sólo le añadió su firma.

"La Nona Ora", 1999, de Cattelan cuesta 3 millones de dólares
Andy Warhol también trataba de tocar sus obras lo menos posible, como demuestran sus famosas series de Marylin Monroe. Admirador de la cultura de masas, consideraba que la idea del artista artesano que crea piezas únicas estaba anticuada y defendía la producción industrial en serie como seña de identidad del siglo XX. Por eso normalmente sus cuadros no eran más que simples "fotocopias" sobre las que sus asistentes pintaban llamativos colores.

Lo mismo se puede decir de Takashi Murakami o Jeff Koons, que dirigen auténticas fábricas de asistentes. Y aquí llegamos al centro de la discusión: ¿Son peores artistas quienes no crean directamente sus obras? ¿Es más importante la idea que la obra final?


Miguel Ángel y Rubens

El uso de ayudantes no es algo tan reciente. Los grandes artistas del Renacimiento y el Barroco ya lo hacían y ni siquiera la Capilla Sixtina se salva. Según estudios recientes, Miguel Ángel no la pintó sólo, sino que contó con la colaboración de 12 asistentes.

"Aquiles descubierto por Ulises y Diomedes", Rubens / Van Dyck  
En aquellos años, cuando un artista se hacía muy famoso y recibía demasiados encargos, contrataba a ayudantes para poder satisfacer la demanda. Rubens, por ejemplo, no siempre pintaba personalmente sus cuadros. A veces simplemente creaba un boceto y eran sus empleados los que lo terminaban.

En otras ocasiones, la gente de su taller pintaba lo menos importante del cuadro (el paisaje del fondo y las figuras secundarias) y le dejaban al maestro los personajes protagonistas. Es el caso de una de las joyas del Museo del Prado, "Aquiles descubierto por Ulises y Diomedes" (1617), atribuido a Rubens pero hecho en su mayor parte por un ayudante. Eso sí, en este caso el asistente era de lujo: nada menos que Van Dyck, que con los años casi logró superar al maestro.



Más información: "Damien Hirst: los puntos de la discordia" de Pablo Ortiz de Zárate (Diario El Correo)

1 comentario:

  1. Personalmente las dos maneras me valen, tanto la de aquel que se encarga de llevar a cabo sus obras como la del que recibe ayuda.
    Aunque creo que esta pregunta está equivocada -¿Es más importante la idea que la obra final?-
    La obra final siempre es importante, lo que no me parece tan trascendente es quién hace tangible la idea. Por eso pienso que la cuestión, en el caso de que deba hacerse, debería cambiarse. -¿Que es más importante la idea o la mano que la materializa?
    Y la respuesta creo que es una cuestión de fetichismo.
    Personalmente, como ya he dicho, sólo me interesa que la obra me parezca digna, buena, de calidad. Quien la haga me es indiferente.
    He visto obras de Picasso que me parecen una tomadura de pelo y obras de Catellan que me parecen geniales. Por eso creo que al final, en esencia, la idea es lo relevante.

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