Foto de Doe Deere en Instagram que Richard Prince ha usado para su obra. |
Un día Doe Deere empezó a recibir multitud de mensajes de amigos y conocidos. Una foto suya, que ella misma había subido a su cuenta de Instagram, había sido vendida en la feria de arte Frieze de Nueva York por 90.000 dólares. Era la primera noticia que tenía y, por supuesto, no ha visto ni un sólo céntimo de ese dinero. Entonces, ¿quién ha cobrado el cheque?
La exposición 'Nuevos retratos' de Prince. |
Foto de Karley Sciortino usada por Prince |
Sin embargo a Anna Collins no le ha hecho tanta gracia: "Soy estudiante y trabajo, estoy sin blanca... y aparece este hombre sacando beneficio con mi imagen. Me pone enferma. Yo podría usar ese dinero para pagarme las clases".
Entre las más enfadadas con Prince está Selena Mooney, fundadora de la web erótica Suicide Girls, que ha decidido protestar sacándole también algo de beneficio a su foto. Vende la misma imagen por la que Prince pide 90.000 dólares, pero a un precio muchísimo menor: 90 dólares.
Montaje con el que Selena Mooney vende su foto. |
No es la primera vez que Richard Prince, cuyo arte se basa en la apropiación y modificación de imágenes que encuentra en prensa, publicidad, etc., recibe acusaciones de saltarse los derechos de autor. En 2013 le ganó un juicio al fotógrafo Patrick Cariou, que le acusaba de haber plagiado varias de sus obras. El juez consideró que las modificaciones que hace Prince a los originales alteran la imagen lo suficiente para poder considerarse una nueva pieza.
¿Ocurre lo mismo aquí? Individualmente, la transformación que el artista hace de cada una de las fotos de Instagram es muy pequeña: simplemente publica en la red social un comentario a cada imagen y amplía la captura de pantalla. Sin embargo, al escoger esas fotos en concreto, ampliarlas para darle un aspecto de "obra de arte" y colgarlas todas juntas en una sala de exposiciones, Prince ha creado un mensaje nuevo que por separado en Instagram no tenían.
Izq: Foto de Patrick Cariou. Dcha: obra de Prince. |
Siguiendo la lógica de quienes critican a Prince por estas copias, Duchamp debería haberle pagado derechos de autor a los obreros que fabricaron su famoso orinal. Al fin y al cabo, el artista francés no hizo más que comprarlo, firmarlo y exponerlo como obra de arte. Sin embargo aquí, como en el caso de Instagram, es la idea y no el objeto lo que tiene valor.
Eso sí, la polémica muestra claramente las contradicciones del mercado del arte contemporáneo, donde algo que no vale nada puede convertirse en oro si lleva asociado el nombre fetiche de un artista famoso. Tanto es así, que las propias personas plagiadas se han beneficiado: como Doe Deere, que vende por todo el mundo la muñeca de pelo azul con la que sale en la foto y que gracias a la atención de los medios ha dado a conocer su marca de maquillaje como nunca habría imaginado.
Izq: Anuncio Marlboro. Dcha: Obra de Prince a partir del anuncio |
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