Si dejamos a un lado las prisas y nos detenemos a observar lo que nos rodea, descubriremos que son mucho más complejas de lo que pensamos. Un cubo, por ejemplo, no es más que un simple recipiente con un asa, pero... ¿te has fijado alguna vez en los agujeros donde se engancha el asa? ¿Habías notado que el borde del cubo está meticulosamente redondeado para que sea suave y no te roces con él? ¿Te habías dado cuenta de lo difícil que es soldar la tapa circular del fondo a las paredes para que no se derrame el agua?
Es un objeto sencillo, sí, pero tras él hay siglos de creatividad humana perfeccionada por el uso, el ingenio práctico del ser humano se materializa en un objeto tan complejo como simple, tan corriente como bonito. Así lo define él mismo:
"A la mayoría de la gente le gustan las cosas extraordinarias, pero éstas no son importantes... Las cosas espectaculares pueden atraerte, sin embargo las verdades que buscamos están siempre escondidas en los objetos comunes".
Una de las cosas más importantes que nos muestra el arte es a aprender a mirar las cosas, simples o grandiosas, con curiosidad. Porque las cosas son sabias y si les damos tiempo, nos enseñan mucho.
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