jueves, 12 de marzo de 2015

Por qué Goya era tan bueno

Comparamos obras de Goya con otras similares de artistas de su época y estilo para descubrir de un vistazo por qué el artista zaragozano es uno de los grandes. Los ejemplos pueden verse en la exposición 'Goya en Madrid' del Museo del Prado (nov. 14 - may. 15).


1.- Estilo moderno:


Aquí tenemos dos obras del mismo tema: un majo tocando la guitarra. La de la derecha es de Ramón Bayeu, que fue jefe de Goya. Es de un estilo más clásico, no se notan las pinceladas y los personajes tienen un movimiento casi amanerado. Es una típica escena dulce hecha para el salón de un palacio.
La de Goya (izquierda), aunque también iba a decorar dependencias reales, es más arriesgada con dos novedades revolucionarias. Primero, el estilo: las pinceladas se notan, especialmente en la ropa, donde los pliegues son simples toques de color más oscuro (una técnica que desarrollarán luego los impresionistas). Segunda novedad: se la juega con un ambiente más oscuro que sugiere cierta crítica social. En vez de tocar con la melancolía amorosa del primer cuadro, el guitarrista de Goya mira al cielo casi con dolor.

2.- Rompe tabúes:

Estas dos obras retratan una escena típica de mercado en la que los ricos del siglo XVIII se mezclan con los vendedores pobres. En la de la izquierda, de José del Castillo, la relación entre la dependienta, el niño y su madre es tierna y amable. Sin embargo en el cuadro de Goya los ricos se arremolinan en torno a la vendedora en actitud directamente sexual, sabiendo que ella tonteará con ellos para intentar que compren algo. Una crítica social muy arriesgada para una pintura que iba a decorar el dormitorio de los príncipes de Asturias.

3.- Mejor técnica:

Dos escenas de caza creadas a la vez para decorar la misma sala. Sólo con mirar la diferencia entre los perros de uno y otro nos damos cuenta de quién gana la batalla... Y eso que el autor de la izquierda (Bayeu) era el responsable del proyecto y Goya sólo un pintor más.

'Perros en traílla' (1775), también de Goya, eleva la representación de animales a la categoría de retrato. La mirada de éstos es casi humana.


Otro ejemplo, ahora con gatos: primero un fragmento de 'Perro y gatos' de Ginés Andrés de Aguirre (1775). A continuación, 'Riña de gatos' de Goya (1786).












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