viernes, 30 de septiembre de 2011

El trader Rastani, ¿un artista contemporáneo?

Rastani durante su entrevista en la BBC
Existen dudas sobre quién es realmente el hombre que dijo enla BBC soñar con otra recesión para llenarse los bolsillos de dinero. En teoría se llama Alessio Rastani y trabaja como trader en Londres, pero él mismo asegura que todo fue un bulo. Si es así, podríamos estar ante una gran obra de arte porque lo ocurrido es casi calcado a una de las “performances” más importantes de los últimos años.

En 2004, el colectivo de artistas conocido como “The Yes Men” creó una página web falsa haciéndose pasar por la empresa Dow Chemical, responsable del vertido químico que causó miles de muertos en Bhopal, India. Un periodista de la BBC entró en la página y, creyendo que eran la verdadera compañía, les invitó a una entrevista en directo para hablar del 20 aniversario de la catástrofe.

"The Yes Men" lanza el bulo sobre Bhopal en 2004
Cuando estaban en plena entrevista, el falso representante de Dow Chemical sorprendió al mundo anunciando que su empresa reconocía por primera vez su culpa en el desastre y que iba a compensar económicamente a todas las víctimas. Este es el vídeo del momento.
El bulo llegó hasta India, donde se organizó una manifestación para celebrarlo. Pero la decepción de las víctimas fue enorme cuando se destapó la farsa.

A pesar de la polémica, los colectivos de afectados de Bhopal no se enfadaron con los artistas de “The Yes Men”. Es cierto que les dieron falsas esperanzas, pero también obligaron a la empresa culpable de sus desgracias a desmentirlo todo en público. Aparecer en los medios internacionales diciendo que no vas a indemnizar a las víctimas de tu propia negligencia no es precisamente la mejor campaña de marketing.

Ese bulo, como ahora las palabras del trader Rastani, han dado que pensar a muchos sobre las injusticias de este mundo. Y eso es, en definitiva, lo que trata de hacer el arte: ayudarnos a ser críticos con todo lo que nos rodea.

martes, 27 de septiembre de 2011

Guernica en Gernika


La obra maestra de Picasso presidió el acto de varios expresos de ETA en Gernika pidiendo a la banda terrorista un alto el fuego permanente. Pudo verse en el atril de oradores, proyectado en pantalla gigante y como portada del dossier repartido entre el público.

El “Guernica” es el cuadro más instrumentalizado de la historia, tanto que hay historiadores que dicen que más que una obra de arte, es una pancarta.

En los años 60 y 70 el cuadro vivió una situación paradójica: por un lado era el símbolo de la lucha por la independencia del País Vasco y póster imprescindible en las habitaciones de todo joven anti-franquista que se preciara (junto a la imagen del Ché Guevara); por el otro, la derecha intentaba apropiarse de él para limpiar su imagen en el extranjero. Dicen que Franco llegó incluso a negociar con Picasso para traerlo a Madrid y así venderse como el reconciliador de España. No lo consiguió.

Que antiguos presos de ETA escojan precisamente el “Guernica” para presidir su acto de concordia es digno de análisis porque da un mensaje ambiguo sobre sus verdaderas intenciones. ¿Qué mensaje querían lanzar? Si ven en el cuadro una denuncia general contra toda violencia (la lectura más aceptada hoy en día), su utilización en el acto significaría una llamada a la reconciliación entre los dos bandos.

Pero si entienden el “Guernica” como el símbolo de la represión contra los vascos, la cosa cambia mucho. Hablar de paz y reconciliación mientras exhibes en un lienzo a los tuyos siendo masacrados no parece que lance un mensaje precisamente de concordia. Más bien resulta una advertencia.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Lo que Barceló le debe a las termitas


El Festival de Cine de San Sebastián ha estrenado dos documentales sobre la vida de Miquel Barceló en África: “Los pasos dobles” y “El cuaderno de barro”, ambos dirigidos por Isaki Lacuesta.

Barceló viajó a África en 1988 huyendo, según dice, de la superficialidad de occidente. Sin embargo trabajar allí le supuso muchísimos problemas al principio.

Su idea original era representar en grandes lienzos la inmensidad del desierto, pero hacía tanto calor que la pintura se le secaba en el pincel, en el corto trayecto entre la paleta y la tela.

También estaba el inconveniente de la arena. Tenía que trabajar de espaldas al viento para que no le entrara en los ojos, pero esto hacía que el cuadro se manchara completamente de polvo y fuera imposible ver nada.

Y lo peor era dónde guardar las pocas obras que lograba terminar, porque las pusiera donde las pusiera las devoraban las termitas.

Finalmente tuvo que conformarse con pintar en un cuaderno. Así podía trabajar al resguardo del viento y, además, meter las hojas terminadas en una pequeña caja de metal donde no entraban los insectos.

Todo esto tuvo consecuencias en su estilo porque, al ser un formato muy pequeño, sólo podía centrarse en detalles de lo que veía a su alrededor. Así es cómo, según los expertos, Barceló aprendió a fijarse en las anécdotas de la vida cotidiana y empezó a estudiar en profundidad los objetos y la naturaleza.

Esas pinturas sobre papel se conocen como los “Cuadernos africanos” y demuestran que la evolución de un artista no siempre depende de él mismo. A veces hasta las termitas tienen algo que decir.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Nueva teoría sobre el Guernica

Según una nueva teoría, el Guernica de Picasso está inspirado en la película “Adiós a las Armas”. La comparación fotográfica que ha hecho El País entre ambas obras es bastante convincente, pero no hay que fiarse...

Lo único en lo que se ponen de acuerdo todos los expertos es en que Picasso lo pintó tras saber del bombardeo de Guernica. Pero hay infinidad de teorías sobre lo que significan las figuras y en qué se inspiró.

Hay historiadores que ven aquí la representación del nacimiento de Cristo, un belén en toda regla: con su mula, su buey, San José y la Virgen con el niño a la derecha. Otros dicen que se basó en una corrida de toros y que el hombre caído bajo el caballo simboliza un picador.

El toro es la figura más polémica. Para unos simboliza el sanguinario Franquismo, para otros el coraje de la resistencia republicana. Varios analistas aseguran que es el propio Picasso, que se retrató a si mismo como hizo Velázquez en “Las Meninas”.

La teoría más sorprendente es la que defiende que el Guernica es una representación simbólica de los problemas amorosos de Picasso. Por aquella época el artista ya había abandonado a su mujer Olga por Marie-Térèse, pero cuando dejó a esta última embarazada se largó con la joven Dora Maar. Según esta teoría, la mujer que sostiene al niño en brazos a la izquierda del lienzo sería esa madre despechada, que mira hacia el toro, el mismísimo Picasso, clamando venganza.

Hay cientos de interpretaciones más y todas encajan. Picasso nunca quiso aclarar esos simbolismos, tal vez porque sabía que cuantas más teorías saliesen más se valoraría el cuadro. O tal vez porque ni él mismo lo sabía. Es lo que tienen los genios, que de su cabeza salen cosas que ni ellos mismos pueden explicar.


jueves, 8 de septiembre de 2011

Puede que no pase de moda, pero a veces caduca


El Museo Guggenheim de Bilbao quería comprar la escultura “El gran árbol y el ojo”, de Anish Kapoor, que habían colocado en el estanque durante la exposición monográfica dedicada al artista el año pasado. Pero cuando estaban a punto de cerrar el acuerdo, se dieron cuenta de que las bolas que la forman se estaban oxidando. La ría estaba haciendo de las suyas.

Los técnicos del museo se han pasado un año estudiando la degradación de la escultura para asegurarse, antes de pagar por ella, de que no terminará convirtiéndose en una pieza de acero corroído. Han llegado a la conclusión de que basta con limpiarla cada cierto tiempo para que vuelva a lucir como nueva. Y eso es lo que hanestado haciendo estos días.

Hay que tener mucho cuidado con lo que se compra porque luego llegan los disgustos. El famoso tiburón en formol de Damien Hirst es un gran ejemplo. Pagaron 12 millones de dólares por él –un récord–, sin saber que con el tiempo acabaría pudriéndose.
En sólo unos meses se arrugó, adquirió un horrible color verdoso y se le cayó una aleta. Intentaron arreglarlo arrancándole la piel y colocándola sobre un molde de fibra de vidrio con la forma del animal. Pero no funcionó y seguía descomponiéndose.

La precaución del Guggenheim bilbaíno ha tenido recompensa: además de asegurarse de que compran material inoxidable, con sus dudas han conseguido que Anish Kapoor rebaje el precio de su escultura. Han pagado 3,5 millones de euros, 500.000 euros menos de lo que costaba al principio.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El "lifting" de Antonio López

En el nuevo libro sobre Antonio López (TF Editores) se ha colado, parece que por error, la primera imagen de su esperado cuadro de la familia real española. Se ve de lejos, borroso, a medio tapar y está sin terminar… Pero por fin descubrimos su secreto: Goya.

Es como si el “Retrato de la familia del rey Carlos IV” hubiera pasado por un lifting de 200 años. Y no es sólo porque nuestro monarca sea igualito a su tatara-tatara-tatarabuelo, con su mismo gesto distraído (hoy lo llamamos "campechano"). Si nos fijamos bien, las posiciones son idénticas pero con un pequeño cambio:

Mientras que en el cuadro de Goya la reina Maria Luisa está en el centro (porque según dicen es la que mandaba) y su marido a la derecha, en el de Antonio López los papeles están invertidos: Juan Carlos I es el protagonista y es la reina la que aparece a un lado.

Así pues, Juan Carlos I ocupa el lugar de la reina Maria Luisa. El rey actual hace los mismos gestos que su lejana abuela: pone el brazo derecho sobre el hombro de Doña Elena y acerca la mano izquierda a Doña Sofía.

A Don Felipe no le vemos porque está tapado por el papel de estraza, pero ¿apostamos algo a que viste de azul? Igual que el príncipe heredero del cuadro de Goya, el futuro Fernando VII, que aparece también muy lejos del centro de la composición.

El método Man Ray contra el desamor



Septiembre es cuando más parejas se separan, es lo que tiene el amor de verano. Si no te quitas su imagen de la cabeza, puede que la técnica del metrónomo de Man Ray te ayude a superarlo.

Cuando su novia, la fotógrafa Lee Miller, le dejó en 1932, Ray cayó en una crisis terrible. Para superar la angustia que sentía creó una de sus obras más famosas: cogió un metrónomo que había utilizado años antes y le puso una foto recortada del ojo de su ex pareja. En la parte trasera del aparato escribió un breve manual de instrucciones que decía así:

“Coloca en el péndulo de un metrónomo el ojo de la persona amada a la que ya no volverás a ver. Pon en marcha el metrónomo hasta el límite de tu resistencia. Con un martillo, intenta destruirlo de un solo golpe”.

Mirar el ojo balancearse sin fin con el angustioso tic-tac de fondo nos
recuerda el poder hipnótico que el amor tiene sobre nosotros, hasta qué punto
actuábamos embrujados por la persona amada. Cuando hemos sacado toda la rabia reprimida, podemos descargarla a base de tomarla contra el pobre aparato.

Lo llamó “Objeto de destrucción”, un título que resultó premonitorio porque 24 años después, durante una exposición en París, un grupo de estudiantes siguió al pie de la letra las órdenes del autor y destrozaron la obra.

Con el dinero que le pagó el seguro, Man Ray compró otros 100 metrónomos para re-elaborar la obra en serie. Eso sí, les puso el nombre opuesto. Desde entonces se llaman “Objeto indestructible”, no sea que alguien tenga la tentación de volver a liarse a golpes con ellos…